Como todos los años, el Gigantes de Navarra (junto con Ejea este año) nos da una valiosa lección de humildad. Lección, que volvemos a suspender.
Un 24-10 al descanso, resultado nada holgado realmente, hacía que los nuestros se creyesen vencedores en la mitad del partido. No fue así, y el resultado acabó siendo remontado por el combinado navarro-aragonés, que firmó un 24-27 a base de seguir peleando.
Cuando los nuestros se quisieron dar cuenta, quedaban 10 minutos, y el acecho a la 22 no dio frutos (pese a un ensayo no visto por el árbitro, que no debe ocultar, que el partido de ayer lo perdimos nosotros).
Errores no forzados a la mano, precipitaciones irracionales en la toma de decisiones y sobre todo, una falta de intensidad defensiva en el placaje, fueron las claves de la derrota.
Partido para olvidar, de lejos el peor de la temporada. Felicidades a Ejea-Gigantes de Navarra por su pelea, su arrojo y su pundonor, merecido premio sin duda.
Queda un último partido en la liga regular, que seguramente decidirá el puesto entre 2º y 3º de la clasificación, y por ende, no alterará los cruces de las semifinales. Sin embargo, no será partido para tomarse a broma, dada la entidad del rival, y quizá también porque puede otorgar moral y confianza al vencedor de cara a las semifinales, pero también puede hacer caer en la relajación (como hemos visto) si no se tiene en cuenta que queda mucho camino aún.